martes, 12 de enero de 2010

Misteriosamente cierto

Le gustaba pasear por las calles, imaginarse la vida de la gente con la que se cruzaba. Una vida anónima que tenía un nombre, una historia, un principio y también un final. Pero aquella tarde tan solo tenía ojos para él. Una mezcla entre la música de Ben E. King y el olor a castañas les hizo detenerse en una esquina de la calle y a 4º centígrados, arrimados en una pared, acercó la cara a su pecho y lo rodeó con sus brazos, mientras él la abrazó con fuerza y la besó en la frente. Se sintió protegida, especial, especial para él. Pero él no era el único.

Cuenta a todos que lo sabes cuando incendias sin querer sabes que alguien más se rompe, sabes que todo lo rompes

1 comentario:

  1. yo corroboro que de lo que se dice ahi, mentira ninguna (misteriosamente)

    ResponderEliminar